Fue una estación de la vía romana que unía Évora con Mérida. Los orígenes de la actual ciudad se remontan al rey Alfonso III, que fundó una villa en 1270 en Val Viçoso.
A partir del siglo XV, pasó a ser la residencia de los duques de Braganza, casa nobiliaria, que se convertiría en el año 1640, en la cuarta dinastía de la monarquía portuguesa.
Los números que aparecen junto al nombre de cada monumento corresponden al número que aparece en el plano del libro y que también se puede descargar en esta página.
Construido por el cuarto duque de Braganza, Jaime I, en 1501. A partir de entonces fue la residencia oficial de esta casa nobiliaria hasta que alcanzó el trono de Portugal, pasando entonces, a ser la residencia de caza y recreo de la familia real.
El palacio fue escenario de un caso dramático: la muerte de la duquesa Doña Leonor de Gusmán, acusada de adulterio por Jaime I. En él pasó su última noche el rey Carlos I, antes de ser asesinado el 1 de Febrero, junto con el príncipe heredero Luis Filipe.
Situada al norte del palacio, es uno de los restos de la muralla del siglo XVI. El arco de piedra de la puerta, está formado a base de nudos, motivo característico del estilo manuelino y origen del nombre del monumento.
Puerta de los Nudos.Sala de los Duques, Palacio Ducal.
(Visita guiada). Es del siglo XIII. Construido en su mayor parte por Don Dinis. Rodeado por un foso sin agua, se accede a él por un puente levadizo. Las murallas fueron reforzadas durante la Guerra de la Restauración y alcanzan los sesenta metros de longitud. En el lado occidental y en el opuesto se alzan sendos torreones circulares.
Fundado en 1514 por Doña Juana, segunda esposa de Don Jaime, destinado a ser panteón de las duquesas de Braganza; destaque para el túmulo de la fundadora del convento. El conjunto está formado por varios edificios.
El monasterio de San Agustín, se remonta al año 1627. La iglesia fue consagrada a Nuestra Señora de la Gracia. Consta de una nave con capillas laterales que se comunican entre si.
Pertenece a la Orden de los Jesuitas; su construcción pasó por diversas vicisitudes cuando éstos fueron expulsados en 1759, por lo que algunas partes, como el claustro, quedaron sin terminar.
Se construyó, siguiendo el diseño del arquitecto José Francisco Abreu entre los años 1756 y 1764, aunque la decoración interior tardaría todavía quince años en completarse. Es de estilo barroco, con una fachada enmarcada entre dos torres con campana, ligeramente retrasadas con respecto al cuerpo central.
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